Se tratan los trastornos subyacentes o las causas del
dolor referido.
El dolor se trata con analgésicos orales. Por lo general, es
suficiente un AINE o acetaminofeno (paracetamol), pero a veces se necesita un opiáceo
oral, especialmente en los casos de otitis externa grave. En estos casos, el
tratamiento eficaz exige la aspiración de los líquidos del conducto auditivo,
así como un drenaje y gotas con antibióticos.
Generalmente, los analgésicos tópicos no son muy
eficaces, pero pueden utilizarse de forma limitada.
Los pacientes no deberían intentar manipular el oído.
Tampoco deben irrigar el oído, a menos que lo indique un
médico y, en ese caso, habría que hacerlo suavemente.
Nunca debe utilizarse un irrigador bucal para irrigar el
oído.