Los objetivos del tratamiento de la
osteoporosis pasan por preservar la masa ósea, prevenir las fracturas,
disminuir el dolor y mantener la función.
La tasa de pérdida ósea puede disminuirse con
el uso de fármacos y con la modificación de los factores de riesgo. Mantener un
peso adecuado; seguir una dieta rica en calcio y baja en proteínas; abstenerse
de tóxicos como el tabaco y el alcohol; tomar el sol, y realizar ejercicio
físico de forma regular son medidas
higienicodietéticas que deben tomarse en todo paciente con osteoporosis
para preservar la masa ósea.
Si con la dieta no se garantiza una cantidad
adecuada de calcio (1.000 mg/día o hasta 1.200-1.550 mg/día en la menopausia,
en el anciano o en períodos de mayor requerimiento, como la pubertad, el
embarazo y la lactancia), deberán administrarse suplementos de calcio junto con vitamina D.
Los bifosfonatos,
administrados por vía oral, son el tratamiento farmacológico de elección,
puesto que inhiben la resorción ósea y ayudan a preservar la masa ósea, lo que
disminuye el riesgo de fracturas vertebrales y de cadera en un 50%.
Una alternativa a los bifosfonatos orales es
el zolendronato parenteral, en dosis intravenosa anual, que aumenta la masa
ósea y disminuye el riesgo de fracturas vertebrales y no vertebrales.
La calcitonina
de salmón, por vía subcutánea o mediante spray nasal, es menos efectiva que
los bifosfonatos para el tratamiento de la osteoporosis.
Los estrógenos,
sobre todo si se inician dentro de los 4 a 6 años de la menopausia, pueden
preservar la densidad ósea y prevenir fracturas, sin olvidar, eso sí, que aumentan
el riesgo de tromboembolia y cáncer de endometrio, y que pueden aumentar el
riesgo de cáncer de mama.
La hormona
paratiroidea (PTH), que estimula la formación de hueso nuevo, se reserva
para pacientes que no pueden tolerar los agentes antiresortivos o tienen contraindicaciones
para su uso; pacientes que no responden a los agentes antiresortivos, al calcio,
a la vitamina D y a los ejercicios, y pacientes que presentan nuevas fracturas
y pérdida de densidad mineral ósea.
Otro pilar muy importante del manejo del
paciente con diabetes es educarle del riesgo de caídas y fracturas, y
desarrollar programas individuales para aumentar la estabilidad física y prevenir las caídas.
Finalmente, el tratamiento irá encaminado a controlar el dolor y mantener la función. Soporte
ortopédico, analgésicos, calor y masajes permiten aliviar el dolor agudo; dispositivos
ortopédicos y ejercicios para fortalecer los músculos paravertebrales serán necesarios
en el dolor crónico.