La obstrucción nasolagrimal congénita a menudo se resuelve
espontáneamente. En los pacientes menores de un año, la compresión manual
del saco lagrimal cuatro o cinco veces al día puede aliviar la
obstrucción distal. Después de un año, el conducto nasolagrimal puede
necesitar un sondaje con anestesia general. Si la obstrucción es
recurrente, puede insertarse un tubo de drenaje temporal.
En la obstrucción nasolagrimal adquirida,
la irrigación del conducto nasolagrimal puede resultar terapéutica
cuando los trastornos subyacentes no responden al tratamiento. En general, se
utiliza irrigación lagrimal mediante una cánula especialmente desarrollada para
tal fin, que de forma no traumática permite introducir una solución fisiológica
a través de la vía lagrimal. En los casos de estenosis canalicular, generalmente
la dilatación es curativa.
Como último recurso, si la estenosis es grave y
molesta, puede crearse un pasaje entre el saco lagrimal y la fosa nasal mediante
cirugía (dacriocistorrinostomía).