El tratamiento va dirigido a la analgesia y a facilitar la eliminación del cálculo. Para los cálculos persistentes o causantes de infección, la extracción se realiza utilizando ondas de choque extracorpóreas (litotricia) o técnicas endoscópicas.
Analgesia:
El cólico renal puede aliviarse con opiáceos, como la morfina y, si es necesario un alivio rápido, el fentanilo.
El ketorolaco, 30 mg i.v., es rápidamente eficaz y no provoca sedación.
Generalmente, los vómitos remiten cuando el dolor disminuye, pero los vómitos persistentes pueden tratarse con un antiemético (p. ej., ondansetrón).
Facilitar la eliminación del cálculo:
Aunque tradicionalmente se ha recomendado el aumento de líquidos (ya sean orales o intravenosos), no se ha demostrado que acelere la eliminación de los cálculos.
En los pacientes con cálculos de menos de 1 cm de diámetro que no tienen obstrucción, el dolor se controla con analgésicos y si los pacientes toleran los líquidos, los cálculos pueden tratarse en casa.
Extracción del cálculo:
La técnica utilizada para la extracción depende de la ubicación y el tamaño de los cálculos.
Una opción es la fragmentación mediante litotricia extracorpórea por ondas de choque (ESWT, en sus siglas en inglés) con aparatos electrohidráulicos, electromecánicos o ambos.
Las técnicas endoscópicas utilizan elementos rígidos o flexibles y pueden extirpar los cálculos con visión directa.
Disolución del cálculo:
Los cálculos de ácido úrico localizados en la parte superior o inferior de las vías urinarias a veces pueden disolverse mediante alcalización prolongada de la orina, pero la disolución química de otros cálculos no es posible.
Los pacientes con reagudizaciones leves de IC diagnosticados previamente pueden tratarse en casa.