El tratamiento se basa en la reposición de líquidos y electrólitos. Es posible el uso de antidiarreicos si la diarrea no contiene sangre y en pacientes sin toxicidad sistémica.
Si la diarrea es grave, requiere la reposición de líquidos y electrólitos para corregir la deshidratación, el desequilibrio electrolítico y la acidosis. Se administra aporte de líquidos parenterales que contengan cloruro de sodio, cloruro de potasio y glucosa. También sales para contrarrestar la acidosis.
Si la diarrea no es grave y las náuseas y los vómitos son mínimos, puede administrarse una solución oral de glucosa y electrólitos.
El aporte oral y los líquidos por vía parenteral se dan a veces de forma simultánea cuando el agua y los electrólitos deben reponerse en cantidades masivas (p. ej., el cólera).
La diarrea es un síntoma. Cuando sea posible, hay que tratar la enfermedad subyacente, pero a menudo es necesario el tratamiento sintomático.
La diarrea puede reducirse con loperamida, difenoxilato o fosfato de codeína oral. Los antidiarreicos pueden agravar la colitis y no deben utilizarse en la diarrea con sangre de causa desconocida. Su utilización debe restringirse a pacientes con diarrea acuosa y sin signos de toxicidad sistémica.