ENFERMEDAD
DIARREA
La diarrea se define como una pérdida del peso de las heces superior a 200 g/día. Por otra parte, muchas personas que ingieren fibra producen un mayor volumen, pero son heces formadas y no se considera diarrea.
El agua representa del 60% al 90% del volumen de las heces. En la sociedad occidental, la cantidad de heces es de 100-200 g/día en adultos sanos y 10 g/kg y día en niños, según la cantidad de material no absorbible presente en la alimentación (principalmente hidratos de carbono).
La diarrea de cualquier etiología puede dar lugar a complicaciones. La pérdida de líquidos con deshidratación y, como consecuencia, la pérdida de electrólitos (Na, K, Mg, Cl), e incluso el colapso vascular pueden aparecer rápidamente en pacientes con diarrea grave (p. ej., pacientes con cólera) o muy jóvenes, muy mayores o debilitados.
La pérdida de HCO3 puede causar acidosis metabólica. La hipopotasemia puede darse con la diarrea grave o crónica o si las heces contienen un exceso de mucosidad. La hipomagnesemia tras la diarrea prolongada puede causar tetania.
SÍNTOMAS
DIARREA
Es la deposición brusca y abundante, con falta de apetito, náuseas, vómitos, borborigmos, retortijones
y heces con o sin sangre y moco.
Puede
producirse malestar, dolores musculares y postración. El abdomen puede estar
distendido y en los casos graves puede estar duro y sensible.
DIAGNÓSTICO
DIARREA
La diarrea aguda (< 4 días) por lo general no requiere
pruebas. Las excepciones son los pacientes con signos de deshidratación, heces sanguinolentas,
fiebre, dolor intenso, hipotensión arterial o tóxicos, en particular los que
son muy jóvenes o muy mayores. En estos pacientes hay que obtener un hemograma
y determinar los electrólitos, la concentración sanguínea de urea y la creatinina.
Hay que tomar muestras de heces para microbiología, cultivos
y la prueba de leucocitos fecales.
La diarrea crónica (> 4 semanas) exige una evaluación, al
igual que un brote de diarrea más corto (1 a 3 semanas) en pacientes
inmunocomprometidos.
TRATAMIENTO
DIARREA
El tratamiento se basa en la reposición de líquidos y electrólitos. Es posible el uso de antidiarreicos si la diarrea no contiene sangre y en pacientes sin toxicidad sistémica.
Si la diarrea es grave, requiere la reposición de líquidos y electrólitos para corregir la deshidratación, el desequilibrio electrolítico y la acidosis. Se administra aporte de líquidos parenterales que contengan cloruro de sodio, cloruro de potasio y glucosa. También sales para contrarrestar la acidosis.
Si la diarrea no es grave y las náuseas y los vómitos son mínimos, puede administrarse una solución oral de glucosa y electrólitos.
El aporte oral y los líquidos por vía parenteral se dan a veces de forma simultánea cuando el agua y los electrólitos deben reponerse en cantidades masivas (p. ej., el cólera).
La diarrea es un síntoma. Cuando sea posible, hay que tratar la enfermedad subyacente, pero a menudo es necesario el tratamiento sintomático.
La diarrea puede reducirse con loperamida, difenoxilato o fosfato de codeína oral. Los antidiarreicos pueden agravar la colitis y no deben utilizarse en la diarrea con sangre de causa desconocida. Su utilización debe restringirse a pacientes con diarrea acuosa y sin signos de toxicidad sistémica.