Además de la limpieza diaria de las zonas
afectadas, el tratamiento del acné vulgar incluye una variedad de fármacos
tópicos y sistémicos para intentar disminuir la producción de grasa, la
infección y la inflamación, así como para lograr una queratinización normal,
que variarán en función de la gravedad del cuadro:
- Acné no inflamatorio:
tretinoína tópica.
- Acné
inflamatorio leve: antibióticos tópicos, peróxido de benzoilo o ambos.
- Acné
inflamatorio moderado: antibióticos orales.
- Acné
inflamatorio grave: isotretinoína por vía oral.
- Acné inflamatorio quístico: triamcinolona
intralesional.
La educación del paciente y la elaboración de
un plan terapéutico que éste pueda cumplir serán claves para una buena
adherencia al tratamiento y un correcto seguimiento del mismo, bases
fundamentales para conseguir el éxito.