El tratamiento va dirigido a la causa e incluye suspender,
reducir o cambiar cualquier fármaco causal.
Si el vértigo es vestibular y se debe a la
enfermedad de Ménière o la neuritis vestibular, los fármacos más eficaces son el
diazepam o los antihistamínicos/anticolinérgicos orales. Todos estos fármacos
pueden causar somnolencia, lo que limita su uso en ciertos pacientes.
Las náuseas pueden tratarse con clorpromazina por vía
rectal.
El vértigo postural paroxístico benigno se trata con la
maniobra de Epley (recolocación de otolitos) realizada por un profesional
experimentado.
Lo mejor es que la enfermedad de Ménière sea tratada por un otorrinolaringólogo
con formación para este trastorno crónico, pero el tratamiento inicial consiste
en una dieta baja en sal y un diurético ahorrador de potasio.
Los pacientes con vértigo persistente o recurrente debido
a debilidad vestibular unilateral, (como consecuencia de una neuritis vestibular), generalmente
se benefician del tratamiento con rehabilitación vestibular, que proporciona
seguridad, lo que es importante para los pacientes ancianos o discapacitados. La
mayoría de los pacientes se compensan bien, aunque algunos,
especialmente los ancianos, tienen más dificultades.