Mantener una buena higiene del sueño es muy importante para garantizar una calidad del
sueño correcta, y, a menudos, constituye el único tratamiento que requieren los
pacientes leves.
Tener un horario regular del sueño, limitar el tiempo en la
cama, eliminar las siestas, adoptar unos hábitos regulares al acostarse,
disponer de un entorno propicio para el sueño, elegir las almohadas adecuadas,
realizar ejercicio físico de manera regular, practicar técnicas de relajación,
suprimir los estimulantes y los diuréticos y, finalmente, exponerse durante el
día a la luz brillante son mecanismos necesarios para garantizar una correcta
higiene del sueño.
Si estas medidas fallan, deberá recurrirse al tratamiento farmacológico, con
hipnóticos u otros sedantes.