El tratamiento va dirigido al trastorno subyacente. Por ejemplo, para la neumonía bacteriana deben administrarse antibióticos; para el asma, broncodilatadores y antinflamatorios.
Los pacientes con infecciones víricas deben recibir atención complementaria, incluidos oxígeno y broncodilatadores según sea necesario.
Existen pocos datos para avalar el uso de antitusígenos y mucolíticos.
La tos es un mecanismo importante para eliminar las secreciones de las vías respiratorias y puede ayudar en la recuperación de las infecciones de las vías respiratorias. Hay que desaconsejar el uso de fármacos inespecíficos para la supresión de la tos en los niños.