El tratamiento va dirigido a la causa e incluye suspender,
reducir o cambiar cualquier fármaco causal.
Si hay un trastorno vestibular y se piensa que es debido a
la enfermedad de Ménière o la neuritis vestibular, los fármacos más eficaces
son diazepam cada seis a ocho horas, con dosis más altas para el
vértigo grave pero bajo supervisión, o fármacos antihistamínicos/anticolinérgicos
orales.
Todos estos fármacos pueden causar somnolencia, lo que
limita su uso en ciertos pacientes.
Las náuseas pueden tratarse con antieméticos, pero el
vértigo asociado a vértigo postural paroxístico benigno se trata con la
maniobra de Epley realizada por un profesional experimentado.
Lo mejor es que la enfermedad de Ménière sea tratada por un otorrinolaringólogo
con formación para este trastorno crónico, pero el tratamiento inicial consiste
en una dieta baja en sal y un diurético ahorrador de potasio.
Los pacientes con vértigo persistente o recurrente debido a debilidad
vestibular unilateral, como consecuencia de una
neuritis vestibular, generalmente se benefician del tratamiento con
rehabilitación vestibular realizada por un fisioterapeuta experimentado. La
mayoría de los pacientes se compensan bien, aunque algunos,
especialmente los ancianos, tienen más dificultades para compensarse.
La fisioterapia también puede proporcionar información
importante para dar seguridad a los ancianos discapacitados.