La rinitis vírica puede tratarse sintomáticamente con
descongestionantes. Los descongestionantes pueden aliviar los síntomas de la
rinitis bacteriana aguda y crónica.
Los antihistamínicos pueden ser útiles. Los que poseen
propiedades anticolinérgicas secan las membranas mucosas y, por lo tanto,
pueden aumentar la irritación. Hay que tener en cuenta que una infección
bacteriana subyacente exige cultivos o biopsia, la identificación del
patógeno, la determinación de la sensibilidad antibiótica y la administración de
tratamiento antimicrobiano adecuado.
El tratamiento de la rinitis atrófica va dirigido a reducir
la costra y eliminar el olor con antibióticos tópicos (p. ej., bacitracina), estrógenos
tópicos o sistémicos, y vitamina A y D. La oclusión o reducción de la
permeabilidad de las fosas nasales mediante cirugía disminuye la costra
causada por el efecto del secado con el aire que fluye a través de la membrana
mucosa atrófica.
En la rinitis vasomotora los pacientes se benefician del
aire humidificado, que puede administrarse mediante un sistema de calefacción
humidificado o un vaporizador en el dormitorio.
Las aminas simpaticomiméticas sistémicas alivian los
síntomas, pero no se recomienda su uso a largo plazo.
Los vasoconstrictores tópicos se evitan
porque alteran la mucosa nasal y pierden su sensibilidad a
otros estímulos vasoconstrictores (p. ej., la humedad y la temperatura del aire
inspirado).
Los corticoesteroides tópicos también pueden ser
beneficiosos.