Generalmente, la blefaritis ulcerosa aguda se trata con
antibióticos tópicos o antivíricos sistémicos. En la blefaritis aguda no ulcerosa,
se utilizan compresas tibias sobre el párpado cerrado, que pueden aliviar
los síntomas y acelerar la resolución de los problemas, pero a veces se aplican
corticosteroides tópicos.
La enfermedad crónica se trata con compresas tibias
(disfunción de la glándula de Meibomio); lágrimas artificiales; pomadas con
antibiótico tópico (bacitracina/polimixina B); higiene palpebral (blefaritis
seborreica), que comprende la limpieza suave del margen del párpado dos veces
al día con un hisopo de algodón sumergido en una solución diluida de champú de
bebé, y a veces antibióticos orales como la eritromicina o
tetraciclinas.