Normalmente, las náuseas y vómitos suelen sucederse en el niño; sin embargo, pueden darse por separado. Por ejemplo, los vómitos pueden darse sin náuseas previas a consecuencia de un aumento de la presión intracraneal.
Las náuseas y la sensación de vómito inminente en el niño, con frecuencia, van acompañadas de alteraciones autonómicas, tales como un aumento de la frecuencia cardíaca y la salivación.