Todos los bebés y niños muy pequeños lloran como una forma de comunicación y es el único medio que
tienen para indicar una necesidad.
El llanto de la mayoría de los bebés se da en respuesta al hambre, las molestias, un
pañal húmedo o la separación, y cesa cuando se satisfacen las necesidades.
Este llanto es normal y tiende a disminuir en duración y frecuencia a partir de
los tres meses de edad.
Sin
embargo, el llanto que persiste después de satisfacer las necesidades habituales
y de los esfuerzos para consolar al bebé o al niño, o que se prolonga más de lo
habitual, tendría que investigarse para identificar una causa específica.