Cuando el
dolor de rodilla aparece de forma espontánea, sin antecedentes
de traumatismo o uso excesivo, hay que pensar en una posible necrosis
avascular o falta de irrigación brusca.
Este dolor es
más frecuente en la cara interna de la rodilla, en la tibia y por encima de la rodilla, y se manifiesta con entumecimiento, cojera y a veces engrosamiento
articular.