En el cuello, pueden
palparse bultos o ganglios, que son masas suaves, fluctuantes
o como de goma dura con aumento de la sensibilidad.
En presencia de ganglios
en el cuello, hay que observar el cuero cabelludo, los oídos, las fosas
nasales, la cavidad bucal, la nasofaringe, la orofaringe, la hipofaringe y la laringe
para detectar signos de infección o inflamación.
La base de la
lengua, el suelo de la boca, la glándula tiroides y las glándulas
salivales también pueden estar engrosados.