TOS EN EL NIÑO

ENFERMEDAD TOS EN EL NIÑO

La tos es un reflejo que ayuda a eliminar las secreciones de las vías respiratorias, protege las vías respiratorias frente a la aspiración de cuerpos extraños y puede ser el síntoma manifiesto de una enfermedad.

La tos es uno de los principales motivos por los que los padres llevan a sus hijos al pediatra.

Las causas de la tos varían según si los síntomas son agudos (< 4 semanas) o crónicos. La tos aguda suele ser consecuencia de un proceso vírico y la tos crónica, de asma (la más común) o de reflujo gastroesofágico.

Los antecedentes de la enfermedad deben abarcar la duración y la calidad de la tos, así como su inicio (repentino o lento). El médico debe preguntar acerca de los síntomas asociados, algunos de los cuales son omnipresentes (p. ej., secreción nasal, dolor de garganta, fiebre). Otros síntomas asociados dejan entrever una causa, entre ellos la cefalea, el prurito ocular y el dolor de garganta (posnasal); las sibilancias y la tos con el esfuerzo (asma); los sudores nocturnos (tuberculosis); los vómitos provocados por la tos, la regurgitación después de comer o las molestias evidentes.

En los niños de 4 a 6 años, los padres deberían preguntarse acerca de la posible aspiración de un cuerpo extraño, incluyendo a los hermanos mayores o los visitantes con juguetes pequeños; el acceso a objetos pequeños, y el consumo de alimentos pequeños.

La anamnesis sistemática debe comprender síntomas de posibles causas, entre ellos dolor abdominal (algunas neumonías bacterianas); pérdida o poco aumento de peso y heces con olor fétido (fibrosis quística), y dolor muscular (posible asociación con una enfermedad vírica o neumonía atípica, pero generalmente no con neumonía bacteriana).

También hay que considerar los antecedentes recientes de infecciones de las vías respiratorias, neumonías repetidas, alergias conocidas o asma, los factores de riesgo para la tuberculosis (p. ej., la exposición a personas con infección tuberculosa sospechada o conocida), la exposición a prisiones, la infección por VIH, los viajes o la inmigración a países con infección endémica y la exposición a irritantes respiratorios.

 


 

SÍNTOMAS TOS EN EL NIÑO

En el niño, una tos persistente es compatible con una neumonía vírica o atípica. Una tos paroxística, en cambio, es característica de la tosferina o de ciertas neumonías víricas . Así mismo, existen otras características de la tos menos específicas que deben tenerse en cuenta, como la tos ronca por traqueítis, la tos psicógena o la tos por infección de las vías respiratorias altas.

La tos brusca y persistente, sin fiebre y con síntomas de insuficiencia respiratoria, habría que sospechar de la aspiración de un cuerpo extraño.

Los niños con tos frecuente, no crecen o que presentan pérdida de peso; pueden padecer una infección tuberculosa o fibrosis quística.

Por último, destacar que la tos nocturna puede indicar asma o un problema de laringe o tráquea; y que la tos al inicio del sueño y al despertar por la mañana suele ser indicativa de sinusitis, y que la tos en medio de la noche es más compatible con asma.


 

DIAGNÓSTICO TOS EN EL NIÑO

Generalmente, la tos aguda en un niño sin síntomas de alarma está causada por una infección vírica y rara vez están indicadas pruebas. Sin embargo, si el tratamiento empírico no ha sido correcto y no ha tenido éxito, serán necesarias pruebas. Por ejemplo, si la sinusitis alérgica se trata con un antihistamínico y no se alivian los síntomas, puede ser necesaria una tomografía computarizada (TC) para una evaluación más exhaustiva.

La auscultación del pulmón se centra en la presencia de estridor, sibilancias, estertores, roncus, ruidos respiratorios con disminución de la ventilación y signos de ocupación.

Deben valorarse las constantes vitales, entre ellas la frecuencia respiratoria, la temperatura y la saturación de oxígeno. Deben señalarse los signos de dificultad respiratoria (p. ej., mucosidades nasales, tiraje intercostal, cianosis, roncus, estridor, ansiedad acentuada).

Los pacientes con síntomas de alarma que presentan cianosis o hipoxia (coloración azulada), apariencia tóxica, estridor respiratorio y angustia deben someterse a una pulsioximetría y radiografías, al igual que aquéllos cuyos síntomas se prolongan (p. ej., > 4 semanas) o experimentan un empeoramiento general.

En los niños con estridor, babeo, fiebre y ansiedad acentuada hay que comprobar si hay una epiglotitis y estar dispuestos a colocar inmediatamente un tubo endotraqueal o una cánula de traqueotomía. Si se sospecha que ha habido aspiración de un cuerpo extraño, se realiza una radiografía de tórax en inspiración y espiración.

Los pacientes con factores de riesgo de tuberculosis o pérdida de peso deben someterse a una radiografía de tórax y pruebas de la tuberculosis (prueba cutánea de la tuberculina).

Los pacientes con episodios repetitivos de neumonía, crecimiento deficiente o heces con olor fétido deben someterse a una radiografía de tórax y pruebas del sudor por posible fibrosis quística.

La exploración de cabeza y cuello debería centrarse en la presencia y la cantidad de secreción nasal y en el estado de los cornetes nasales (pálidos o inflamados).  A nivel posnasal, debe comprobarse la faringe.

Las zonas cervical y supraclavicular deben examinarse y palparse para detectar posibles linfadenopatías.

TRATAMIENTO TOS EN EL NIÑO

 

 

El tratamiento va dirigido al trastorno subyacente. Por ejemplo, para la neumonía bacteriana deben administrarse antibióticos; para el asma, broncodilatadores y antinflamatorios.

Los pacientes con infecciones víricas deben recibir atención complementaria, incluidos oxígeno y broncodilatadores según sea necesario.

Existen pocos datos para avalar el uso de antitusígenos y mucolíticos.

 

La tos es un mecanismo importante para eliminar las secreciones de las vías respiratorias y puede ayudar en la recuperación de las infecciones de las vías respiratorias. Hay que desaconsejar el uso de fármacos inespecíficos para la supresión de la tos en los niños.

 

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