ENFERMEDAD
SORDERA EN EL NIÑO
Aproximadamente de 1/800 a 1/1000 neonatos nacen con sordera parcial profunda grave.
Durante la infancia, de 2 a 3/1000 niños presentan sordera parcial de moderada a grave.
Los adolescentes corren el riesgo de exposición excesiva al ruido, traumatismo craneal o ambos.
Los déficits auditivos en la primera infancia pueden llevar al deterioro permanente de las habilidades de lenguaje receptivo y expresivo.
La gravedad de la discapacidad viene determinada por la edad en que se produjo la sordera parcial; la naturaleza de la sordera; su duración, las frecuencias afectadas y el grado de afectación, y las susceptibilidades de cada niño (p. ej., coexistencia con deterioro visual, retraso mental, déficit principalmente del idioma, entorno lingüístico inadecuado).
Los niños que presentan otras deficiencias sensitivas, lingüísticas o cognitivas padecen una afectación más grave.
SÍNTOMAS
SORDERA EN EL NIÑO
Los padres pueden
sospechar de un déficit auditivo si su hijo deja de responder adecuadamente a
los ruidos, las voces, no entiende lo que se le dice o no habla por falta de audición.
DIAGNÓSTICO
SORDERA EN EL NIÑO
La sordera del niño debe ser observada por la familia.
Por lo tanto, las recomendaciones para evaluar el desarrollo del niño están
diseñadas para que los cuidadores detecten cualquier variación respecto a la
normalidad a fin de diagnosticar un problema de salud importante para
el desarrollo completo y satisfactorio del niño.
Los cuidadores pueden sospechar que un recién nacido tiene
una pérdida auditiva grave durante la primera semana de vida, cuando el recién
nacido no responde a voces o a otros sonidos. Cualquier niño con un retraso en
el desarrollo del lenguaje o del habla o con dificultades en la escuela debe
someterse a una evaluación para detectar una pérdida auditiva.
También deben considerarse el autismo, el retraso mental y la
afasia. El retraso en el desarrollo motor puede indicar un déficit vestibular,
que con frecuencia está asociado a sordera parcial neurosensitiva.
Se realizan pruebas otoacústicas para evaluar si las
células ciliadas funcionan normalmente. Se utilizan en los recién nacidos y los
bebés con pérdida auditiva y para supervisar la audición de los pacientes
que toman fármacos ototóxicos (p. ej., gentamicina, cisplatino)
Pueden ser necesarias visitas sucesivas al médico si
las circunstancias indican variaciones respecto a la normalidad.
TRATAMIENTO
SORDERA EN EL NIÑO
Además del tratamiento de cualquier causa subyacente y la colocación de un audífono, los niños con pérdida auditiva necesitan apoyo para el desarrollo del lenguaje con la terapia adecuada. Dado que los niños deben escuchar el lenguaje para aprenderlo de manera espontánea, la mayoría de los niños sordos desarrollan el lenguaje sólo con formación especial, tan pronto como se identifica la pérdida auditiva (una excepción sería un niño sordo criado con unos padres sordos que utilizan la lengua de signos).
Los bebés sordos deberán recibir entrenamiento lingüístico. Por ejemplo, una lengua de signos visuales puede proporcionar una base para el posterior desarrollo del lenguaje oral.
Los niños ≥ 6 meses con pérdida auditiva bilateral profunda que no pueden beneficiarse de audífonos generalmente son candidatos a un implante coclear.
A pesar de que los implantes cocleares permiten la comunicación auditiva en muchos niños con sordera congénita o adquirida, parecen ser más eficaces en los que ya han desarrollado el lenguaje.
Los niños que tienen sordera posmeningítica con un oído interno atrofiado deberían recibir implantes cocleares de manera precoz para maximizar su eficacia.
En los niños con el nervio acústico destruido por un tumor puede ayudar la implantación de electrodos de estimulación auditiva en el tronco cerebral. Los niños con implantes cocleares pueden tener un riesgo ligeramente mayor de meningitis que los niños sin implantes cocleares.
Los niños con sordera unilateral deben utilizar un sistema especial en la escuela, como por ejemplo un dispositivo auditivo de FM. Con estos sistemas, el profesor habla por un micrófono que envía señales a un audífono en el oído no afectado del niño. Estos sistemas mejoran enormemente la capacidad del niño para escuchar el discurso cuando hay ruido de fondo.