ENFERMEDAD
PÉRDIDA DE VISIÓN PROGRESIVA
Hay que determinar la aparición, la duración y la progresión de los síntomas y si son bilaterales o unilaterales. Hay que describir qué quiere decir visión borrosa. Por ejemplo, la pérdida de detalle no es lo mismo que la pérdida de contraste. También, los pacientes pueden no reconocer los defectos del campo visual como tales, que se pueden describir como incapacidad para ver las palabras al leer.
La anamnesis sistemática comprende preguntas sobre los síntomas por posibles causas, entre ellas el aumento de la sed y la poliuria (diabetes).
La anamnesis debería comprender lesiones oculares antiguas u otros trastornos visuales diagnosticados y preguntar sobre trastornos conocidos como factores de riesgo (p. ej., hipertensión arterial, diabetes, sida, lupus eritematoso sistémico, anemia drepanocítica y trastornos que podrían causar síndrome de hiperviscosidad, como el mieloma múltiple o la macroglobulinemia de Waldenström).
La anamnesis de los fármacos debe comprender preguntas sobre el uso de fármacos que podrían afectar a la visión (p. ej., amiodarona, corticoesteroides) y tratamientos para los trastornos que afectan a la visión (p. ej., retinopatía diabética).
Existen unos signos de alerta cuando se observa un cambio súbito en la visión, dolor (con o sin movimiento ocular), un defecto del campo visual (según la anamnesis o la exploración) o una anomalía visible de la retina o el nervio óptico; sida, u otros trastornos sistémicos inmunosupresores que podrían causar retinopatía (p. ej., anemia drepanocítica, posible síndrome de hiperviscosidad, diabetes, hipertensión arterial).
DIAGNÓSTICO
PÉRDIDA DE VISIÓN PROGRESIVA
En la pérdida visual progresiva, la respuesta pupilar a
la luz y los campos visuales pueden estar alterados en la exploración ocular.
Debe examinarse la córnea con la lámpara de hendidura para
visualizar la opacificación.
La cámara anterior también se examina con la lámpara de
hendidura para visualizar células y destellos, aunque los resultados de esta exploración
son poco eficaces para explicar un desenfoque visual sin dolor
ocular o enrojecimiento.
El oftalmoscopio, la lámpara de hendidura o ambos se
utilizan para visualizar las opacidades del cristalino.
Para examinar el fondo de ojo en mayor detalle, incluidos la
retina, la mácula, la fóvea, los vasos, el nervio óptico y sus márgenes, se
utilizan colirios ciclopléjicos.
Para visualizar todo el fondo de ojo (es decir, un
desprendimiento de retina periférico) debe utilizarse un oftalmoscopio
indirecto.
También se mide la presión intraocular con un ofltalmotonómetro
ante la posibilidad de un aumento de la presión intraocular.
Los síntomas no visuales se evalúan según sea necesario. Sin
embargo, las pruebas de la agudeza
visual son clave. Proporcionar tiempo suficiente y la
persuasión del paciente tienden a producir unos resultados más precisos.
Lo ideal es medir la agudeza visual con una tabla colgada en
la pared a 6 m de distancia del paciente (test de Snellen). Si esto no es
posible, la agudeza visual puede medirse con una tabla situada a unos 36
cm del ojo.
La medición de la visión cercana debe hacerse con corrección
en lugar de lectura para los mayores de 40 años.
Si no es posible, el examinador comprueba si el paciente
puede percibir el movimiento de una mano, una luz o un brillo en el
ojo para comprobar si se percibe la luz.
La agudeza visual se mide con y sin las gafas, pero si se ha
corregido la agudeza con gafas, el problema no es un error de refracción.
Si los pacientes no llevan sus gafas, se utiliza un agujero
estenopeico. Si la agudeza se corrige con refracción estenopeica, el problema
es un error de refracción. La refracción estenopeica es un método rápido y
eficiente para diagnosticar las causas más comunes de visión borrosa.