ENFERMEDAD
OBSTRUCCIÓN LAGRIMAL DEL NIÑO
La obstrucción lagrimal en el recién nacido es una falta de canalización en la vía lagrimal. Se trata de una afección relativamente frecuente. Hasta un 50% de los bebés presenta este problema. Afortunadamente, el desarrollo del canal lagrimal se completa tras el nacimiento.
Las causas son congénitas y tienen relación con la falta de desarrollo del conducto lagrimal. Esta afección no es hereditaria.
DIAGNÓSTICO
OBSTRUCCIÓN LAGRIMAL DEL NIÑO
En la mayoría de los casos de obstrucción lagrimal, es posible llegar a un diagnóstico con la historia clínica y una exploración completa en el consultorio.
Podrán efectuarse pruebas adicionales para evaluar y tratar la obstrucción lagrimal.
TRATAMIENTO
OBSTRUCCIÓN LAGRIMAL DEL NIÑO
La obstrucción nasolagrimal congénita a menudo se resuelve
espontáneamente. En los pacientes menores de un año, la compresión manual
del saco lagrimal cuatro o cinco veces al día puede aliviar la
obstrucción distal. Después de un año, el conducto nasolagrimal puede
necesitar un sondaje con anestesia general. Si la obstrucción es
recurrente, puede insertarse un tubo de drenaje temporal.
En la obstrucción nasolagrimal adquirida,
la irrigación del conducto nasolagrimal puede resultar terapéutica
cuando los trastornos subyacentes no responden al tratamiento. En general, se
utiliza irrigación lagrimal mediante una cánula especialmente desarrollada para
tal fin, que de forma no traumática permite introducir una solución fisiológica
a través de la vía lagrimal. En los casos de estenosis canalicular, generalmente
la dilatación es curativa.
Como último recurso, si la estenosis es grave y
molesta, puede crearse un pasaje entre el saco lagrimal y la fosa nasal mediante
cirugía (dacriocistorrinostomía).
En la sequedad ocular hay que tratar los
trastornos específicos (p. ej., alergias, cuerpos extraños,
conjuntivitis).
El uso de lágrimas artificiales disminuye el lagrimeo
cuando la causa es la sequedad ocular o defectos epiteliales de la córnea.