ENFERMEDAD
MENOPAUSIA
En primer lugar, conviene aclarar algunos
conceptos. El climaterio es una
etapa de la vida de la mujer, de años de duración, en la que se pasa de la edad
fértil a la edad no fértil; la menopausia,
en cambio, es un solo día: el día de la última menstruación, si bien para hacer
el diagnóstico definitivo de menopausia fisiológica es preciso que haya pasado
1 año de amenorrea desde la última regla. La perimenopausia es el período de tiempo que precede y sigue a la
menopausia, de 1-2 años de duración, caracterizado por la aparición gradual de
la clínica que acompaña al climaterio y por la anovulación.
En la menopausia, tiene lugar la cesación
fisiológica o iatrogénica de las menstruaciones (amenorrea) por disminución de
la función ovárica, y suele aparecer a los 50 ± 1,5 años. En la
menopausia precoz, la cesación de las menstruaciones por un fallo ovárico no
iatrogénico ocurre antes de los 40 años.
A medida que los ovarios envejecen, su
respuesta a las hormonas foliculoestimulante (FSH) y luteinizante (LH) de la
hipófisis disminuye, lo que se traduce, inicialmente, en un acortamiento de la fase
folicular (ciclos menstruales más cortos e irregulares), un menor número de ovulaciones
y una disminución de la producción de progesterona. Posteriormente, los
folículos no responden y producen poco estradiol. Los estrógenos (estrona) que circulan
se producen en los tejidos periféricos (grasa y piel) a partir de los andrógenos
(androstendiona y testosterona), en cantidades mucho menores. Finalmente,
alrededor de la menopausia, las cifras de androstendiona disminuyen a la
mitad, mientras que la reducción de la testosterona, que comienza gradualmente
en el adulto joven, no se acelera durante la menopausia, debido a que el
estroma del ovario perimenopáusico y la glánudula suprarrenal siguen secretándola.
Los niveles disminuidos de inhibina y de estrógenos, hormonas que inhiben la
liberación hipofisaria de LH y FSH, resultan en un aumento sustancial de las
cifras de LH y FSH circulantes.
El agotamiento de los folículos primordiales y
la caída de estrógenos condicionarán la mayoría de las manifestaciones clínicas
de esta etapa vital de la mujer:
- Síntomas neurovegetativos.
- Síntomas neuropsicológicos.
- Síntomas genitourinarios y cutáneos.
- Síntomas sistémicos.
Los sofocos, presentes en el 85% de los casos,
la sudoración, las palpitaciones, el insomnio, los sudores nocturnos, la
cefalea, etc. son algunos de los síntomas
neurovegetativos propios del climaterio.
La labilidad emocional, el nerviosismo, la irritabilidad,
un estado de ánimo depresivo, la disminución de la libido, el cansancio, los
problemas de concentración y la pérdida de memoria forman parte de los síntomas neuropsicológicos de la mujer
en esta etapa.
Los síntomas
genitourinarios y cutáneos también están presentes. La disminución de
estrógenos produce sequedad vaginal y vulvar, así como adelgazamiento y atrofia
genital y del aparato urinario: la vulva se atrofia y puede aparecer prurito
vulvar; la vagina disminuye su secreción, lo que puede causar dispareunia y
colpitis; la vejiga y la uretra se atrofian y aumentan las infecciones
urinarias; el útero disminuye de tamaño, y el endometrio se adelgaza. Así
mismo, piel y mucosas también se atrofian y aparece sequedad, prurito e hirsutismo
leve.
Finalmente, entre los síntomas sistémicos del climaterio, se destacan dos: el aumento de
la patología cardiovascular y el incremento del riesgo de osteoporosis.
SÍNTOMAS
MENOPAUSIA
La sudoración,
conocida también como transpiración, es una función
esencial para mantener la temperatura corporal y consiste en la liberación de
un líquido formado por agua, sales minerales y otras sustancias por
parte de las glándulas sudoríparas del cuerpo.
Los sofocos
son sensaciones pasajeras de calor debidas a trastornos vasomotores autónomos que
experimentan algunas mujeres durante la menopausia o después de ésta.
La atrofia
es la disminución o desaparición del tamaño o la actividad fisiológica de cualquier
parte del cuerpo.
El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido durante la noche.
TRATAMIENTO
MENOPAUSIA
El tratamiento de la menopausia es sintomático.
Un buen manejo de esta condición pasa por analizar las causas fisiológicas que
la provoca y los signos y síntomas que genera. Evitar los desencadenantes y el estrés,
realizar ejercicio y técnicas de relajación y, en caso de necesidad,
administrar fármacos son las medidas indicadas.
Para los sofocos, uno de los síntomas más
molestos de la menopausia, se recomienda usar ropa ligera y en capas, que la
mujer puede irse sacando o poniendo en función de la necesidad; mantener un
ambiente fresco; practicar respiración profunda y lenta cuando empiecen, y
realizar técnicas de relajación. Así mismo, hay quien recurre a las hierbas y
los complementos alimentarios (p. ej., soja, cimífuga, etc.), a los
tratamientos farmacológicos no hormonales (inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina e inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina) o a
los tratamientos farmacológicos hormonales.
La hormonoterapia con estrógenos, ya sea por
vía oral, transdérmica o vaginal, solos (mujer histerectomizada) o junto con progestágenos
(si se conserva el útero), puede usarse para aliviar los síntomas menopáusicos de
moderados a intensos, si bien, antes de indicarla, deberá conocerse bien la
relación riesgo-beneficio y tomarse la mejor decisión.