ENFERMEDAD
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La hipertensión arterial es la elevación mantenida de la
presión sistólica (≥ 140 mmHg), la presión diastólica (≥ 90 mmHg) o ambas.
La hipertensión arterial sin causa conocida (hipertensión
esencial) es la más común. La hipertensión arterial con causa identificada
(hipertensión secundaria) generalmente es debida a una enfermedad renal. Por lo
general, no hay síntomas a menos que la hipertensión sea grave o prolongada.
Hipertensión primaria
La hemodinámica y los componentes fisiológicos (p. ej., volumen
plasmático, actividad del sistema renino-angiotensínico) varían, lo que indica que
la hipertensión primaria es poco probable que tenga una causa única, incluso si
uno de los factores es inicialmente el causante.
Probablemente hay múltiples factores implicados en la
elevación de la presión arterial. El mal funcionamiento de las bombas de iones
en el sarcolema puede ocasionar un aumento del tono vascular crónico.
La herencia es un factor predisponente, pero no está claro cuál
es el mecanismo exacto. Los factores ambientales (p. ej., sodio alimentario,
obesidad, estrés) parecen afectar a las personas sólo genéticamente
susceptibles.
Hipertensión secundaria
Las causas de la hipertensión secundaria son la enfermedad
renal parenquimatosa (p. ej., glomerulonefritis o pielonefritis crónica,
enfermedad renal poliquística, trastornos del tejido conjuntivo, uropatía
obstructiva), la enfermedad renovascular, el feocromocitoma, el síndrome de
Cushing, el hiperaldosteronismo primario, la hiperplasia suprarrenal congénita,
el hipertiroidismo, el mixedema y la coartación de la aorta.
La ingestión excesiva de alcohol y el uso de anticonceptivos
orales son causas frecuentes de hipertensión arterial curable. El uso de fármacos
simpaticomiméticos, AINE, corticoesteroides, cocaína o regaliz contribuyen a la
hipertensión arterial.
El diagnóstico se realiza mediante esfigmomanometría. Pueden
llevarse a cabo pruebas para determinar la causa, evaluar los daños e
identificar otros factores de riesgo cardiovascular. El tratamiento comprende
cambios en el estilo de vida y fármacos, entre ellos diuréticos, betabloqueantes,
IECA, antagonistas de los receptores de angiotensina II y antagonistas del
calcio.