HELICOBACTER PYLORI

ENFERMEDAD HELICOBACTER PYLORI

 

 

El H. pylori es un patógeno gástrico común que provoca gastritis, úlcera gastroduodenal, adenocarcinoma gástrico y linfoma gástrico de bajo grado. La infección puede ser asintomática o dar lugar a diversos grados de dispepsia.

El H. pylori es un organismo gramnegativo en forma de espiral, que se ha adaptado para prosperar en el medio ácido. En los países en desarrollo, suele causar infecciones crónicas y se contrae habitualmente durante la niñez.

En EE.UU, la infección es menos común en los niños, pero aumenta con la edad: a los 60 años aproximadamente el 50% de las personas están infectadas. La infección es más común en los negros, hispanos y asiáticos.

El organismo se ha cultivado a partir de las heces, la saliva y la placa dental, lo que indica la transmisión buco-bucal o feco-bucal. Las infecciones tienden a agruparse en familias y en los residentes de instituciones de custodia. Parece que las enfermeras y los gastroenterólogos están en situación de alto riesgo, porque las bacterias pueden transmitirse a través de los endoscopios desinfectados incorrectamente.

 

SÍNTOMAS HELICOBACTER PYLORI

La dispepsia es una sensación de dolor o molestia en la parte superior del abdomen y a menudo es recurrente. Puede observarse como indigestión, gases, sensación de plenitud tras las comidas o ardor.


DIAGNÓSTICO HELICOBACTER PYLORI

El diagnóstico se realiza mediante una prueba de aliento con urea y un análisis de muestras de biopsia endoscópica.

Para el diagnóstico inicial se utilizan pruebas serológicas.
Para la confirmación de la curación se utiliza la prueba de aliento o la prueba de detección de antígenos en heces.

El cribado de los pacientes asintomáticos no está justificado. Los exámenes se realizan durante la evaluación de la úlcera gastroduodenal y la gastritis. Generalmente, se realizan pruebas después del tratamiento para confirmar la erradicación del organismo.

TRATAMIENTO HELICOBACTER PYLORI

 

 

El tratamiento de la infección asintomática ha sido polémico, pero el reconocimiento del papel del H. pylori en el cáncer ha dado lugar a una recomendación de tratamiento. Se están desarrollando vacunas, tanto preventivas como terapéuticas (es decir, como complemento al tratamiento de individuos infectados).

La erradicación del H. pylori exige un tratamiento con múltiples fármacos, por lo general antibióticos y antiácidos. Los inhibidores de la bomba de protones suprimen el H. pylori, y el pH gástrico más alto, que acompaña a su uso, puede aumentar la concentración tisular y la eficacia de los antimicrobianos, lo que crea un entorno hostil para el H. pylori.

Es recomendable el tratamiento triple: omeprazol oral 20 mg o lansoprazol 30 mg, más claritromicina 500 mg 2 veces al día, más amoxicilina 1 g (para los pacientes alérgicos a la penicilina, metronidazol 500 mg) durante 14 días, cura la infección en más del 95% de los casos. Esta pauta tiene una excelente tolerabilidad. El inhibidor de la bomba de protones puede sustituirse por ranitidina citrato de bismuto 400 mg.

El tratamiento cuádruple con un inhibidor de la bomba de protones, tetraciclina 500 mg, salicilato o subcitrato de bismuto 525 mg 4 veces al día y metronidazol 500 mg 3 veces al día también es eficaz pero más complicado.

Los pacientes infectados con úlcera duodenal o gástrica exigen el mantenimiento de la inhibición de ácido por lo menos durante 4 semanas.

El tratamiento se repite si el H. pylori no se erradica. Si dos tandas no tienen éxito, algunos recomiendan endoscopia para obtener cultivos de las pruebas de sensibilidad.

En los pacientes con complicaciones (p. ej., gastritis, úlcera, cáncer) habría que erradicar el microrganismo.

La erradicación del H. pylori puede incluso curar algunos casos de linfoma (pero no otros tumores malignos relacionados con infecciones).

 

 

 

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