ENFERMEDAD
EPISTAXIS (HEMORRAGIA NASAL)
La epistaxis es la hemorragia nasal y puede oscilar entre un
goteo y una fuerte hemorragia. Las consecuencias pueden ir desde una molestia leve
hasta una hemorragia mortal.
La hemorragia nasal anterior tiene su origen en el plexo
del tabique anteroinferior (área de Kiesselbach).
Las hemorragias nasales posteriores son menos comunes pero
más graves y tienen su origen en el tabique posterior que cubre el hueso vómer
o en una zona más lateral.
Las hemorragias nasales posteriores tienden a darse en
pacientes con trastornos hemorrágicos o placas ateroscleróticas preexistentes que
se han sometido a cirugía nasal o de senos paranasales.
SÍNTOMAS
EPISTAXIS (HEMORRAGIA NASAL)
La epistaxis es la hemorragia nasal. Es un sangrado que puede oscilar entre un goteo y un flujo
intenso, y las consecuencias pueden variar desde una molestia leve hasta una hemorragia
masiva que podría ser mortal.
La ingestión de sangre es un irritante gástrico, por lo que los pacientes también pueden acusar vómito de sangre.
DIAGNÓSTICO
EPISTAXIS (HEMORRAGIA NASAL)
En la epistaxis o hemorragia nasal, los antecedentes
personales deberían comprender la presencia de trastornos hemorrágicos conocidos
(incluidos los antecedentes familiares) y las afecciones asociadas por defectos
en las plaquetas o de la coagulación, especialmente en el cáncer, la cirrosis, el
VIH y el embarazo.
Habría que tomar nota de los antecedentes de uso excesivo de
fármacos con riesgo de hemorragia, incluidos la aspirina y los AINE, u
otros fármacos antiagregantes, como la heparina y la warfarina.
También habría que tomar nota de la hemorragia masiva con
disminución del volumen intravascular (taquicardia, hipotensión arterial) o hipertensión
arterial notable.
Durante la hemorragia activa, la inspección es difícil, por
lo que primero se intenta detener la hemorragia.
Se explora la nariz y, a continuación, usando una lámpara o un
espéculo nasal, lo que deja una mano libre para la manipulación, se
aspiran las zonas de hemorragia anteriores que suelen ser evidentes en la
exploración directa.
Si la hemorragia es grave o recurrente y no se detecta
ninguna zona de hemorragia, debe realizarse una fibroendoscopia.
La exploración general debe buscar signos de hemorragia,
entre ellos petequias, púrpura, lesiones peribucales y telangiectasias en las
mucosas orales, así como cualquier masa intranasal.
TRATAMIENTO
EPISTAXIS (HEMORRAGIA NASAL)
Epistaxis anterior:
Puede controlarse apretando ambas aletas nasales durante 10
minutos mientras el paciente está sentado y erguido (si es posible).
Si esta estrategia no funciona, se tapona la nariz apretándola otros 10
minutos con una gasa de algodón impregnado de un vasoconstrictor (p. ej.,
fenilefrina al 0,25%) y un anestésico tópico (p. ej., lidocaína al 2%).
Otra posibilidad es realizar un taponamiento nasal con espuma,
recubriendo el tampón con un ungüento tópico, como p. ej., bacitracina o
mupirocina.
Si estos métodos son ineficaces, pueden utilizarse distintos
globos nasales comerciales para comprimir las zonas de sangrado.
La zona de sangrado puede cauterizarse mediante
electrocauterización o nitrato de plata con un
palillo aplicador.
Hay que ir con cuidado para no quemar la mucosa
demasiado profundamente, por lo que el nitrato de plata es el método preferido.
Epistaxis posterior:
El sangrado posterior puede ser difícil de controlar. Se
utilizan globos nasales que son más rápidos. Los taponamientos de gasa posteriores
son eficaces pero más difíciles colocar. Ambos métodos son muy incómodos; exigen
sedación y analgesia, y se requiere hospitalización.
Se administra un antibiótico (p. ej., amoxicilina/clavulánico
durante 7 a 10 días) para prevenir la sinusitis y la otitis media.
El taponamiento nasal posterior disminuye la presión de
oxígeno arterial y exige oxígeno.
Rara vez, la arteria maxilar interna y sus ramas deben ligarse
para controlar la hemorragia. Las arterias pueden ligarse con clips mediante
endoscopia o microscopía.
La necesidad de reposición sanguínea viene determinada por la
concentración de hemoglobina, los síntomas de anemia y las constantes vitales.