ENFERMEDAD
ARTERIOSCLEROSIS
Bajo el término arteriosclerosis se
engloban todos aquellos trastornos responsables del engrosamiento, el
endurecimiento y la pérdida de elasticidad de las paredes arteriales. Entre
éstos, por su mayorr frecuencia y por su gravedad, cabe destacar la aterosclerosis, causante de las
enfermedades coronaria y cerebrovascular. Por otro lado, están las formas de arteriosclerosis no ateromatosas, a
destacar la arteriolosclerosis
(hialina o hiperplásica), relacionada con la diabetes y la hipertensión
arterial, y la arteriosclerosis de
Mönckeberg (o esclerosis cálcica de
la media), associada a la edad.
La formación de placas de ateroma, por la
acumulación de «colesterol malo» (LDL, lipoproteínas de baja densidad), células
inflamatorias, células musculares lisas y tejido conectivo en la capa interna
de las arterias de mediano y gran tamaño, es la responsable de la aterosclerosis. La dislipidemia, la
diabetes, el tabaquismo, los antecedentes familiares, el estilo de vida
sedentario, la obesidad y la hipertensión arterial, propios del denominado síndrome metabólico, son factores de
riesgo de este trastorno, que causará clínica cuando el crecimiento o la rotura
de la placa disminuya u obstruya el flujo sanguíneo.
La arteriolosclerosis
afecta a la capa media de las arterias y arteriolas de pequeño tamano en
pacientes con diabetes (arteriolosclerosis hialina) o hipertensión arterial
(arteriolosclerosis hiperplásica).
La arteriosclerosis
de Mönckeberg, caracterizada por un degeneración de la capa media de los
vasos arteriales relacionada con la edad (>50 años), se asocia a calcificaciones
localizadas e incluso a formación de hueso dentro de la pared arterial.
La aterosclerosis
suele permanecer asintomática durante muchos años. Sólo cuando las lesiones
obstruyan el flujo sanguíneo, empezará la clínica. Los síntomas isquémicos
transitorios (angina estable durante el ejercicio, ataques isquémicos
transitorios, claudicación intermitente) pueden aparecer a medida que las
placas crezcan y se reduzca la luz arterial en más de un 70%. Si las placas se
rompen y ocluyen de forma aguda una arteria grande, el paciente podrá experimentar
síntomas de angina inestable, infarto o accidente cerebrovascular isquémico o
dolor en reposo en los miembros. La aterosclerosis puede ocasionar también muerte
súbita sin angina estable o inestable previa. La formación de aneurismas
(dilataciones) y la disección arterial pueden ser también consecuencia de la aterosclerosis,
procesos ambos que pueden manifestarse en forma de dolor, palpación de un tumor
pulsátil, ausencia de pulsos o muerte súbita.
En el caso de la arteriolosclerosis, es típica la claudicación intermitente, un
conjunto de síntomas caracterizados por la aparición de dolor en las piernas al
caminar, que cede a los pocos segundos de detenerse. En caso de obstrucción
total del vaso, si se instaura paulatinamente, permitirá generar una
circulación alternativa, pero, en caso de hacerlo de manera brusca, aparecerá
un dolor agudo en la pierna, que se pone pálida y fría por debajo del bloqueo.
Finalmente, apuntar que la arteriosclerosis de Mönckeberg sólo
tiene importancia clínica por su capacidad de reducir significativamente la
compresibilidad arterial, lo que genera falsos registros de presión arterial
muy elevados.
SÍNTOMAS
ARTERIOSCLEROSIS
El dolor
torácico es una molestia que aparece en cualquier punto de la parte anterior del cuerpo, entre el cuello y el abdomen superior. Es un síntoma muy frecuente,
que puede tener su origen en cualquier órgano o tejido del tórax. En función de
la causa, la gravedad variará, pero es importante no subestimarlo nunca y
consultar con un profesional.
La claudicación intermitente, o síndrome del
escaparate, es la aparición de dolor muscular intenso en las piernas al caminar un
centenar de metros o realizar un ejercico físico leve, que cede a los pocos segundos de detenerse y que vuelve a
aparecer al deambular de nuevo.
DIAGNÓSTICO
ARTERIOSCLEROSIS
Si el paciente está sintomático, deberá determinarse la localización y el grado de
oclusión vascular mediante diversos estudios invasivos y no invasivos. Así
mismo, tendrán que estudiarse los factores de riesgo, mediante anamnesis,
exploración física y determinación del perfil lipídico, de la glucemia y de la concentración
plasmática de hemoglobina glucosilada (HbA1c) en ayunas. La ecografía intravascular,
la angioscopia, la termografía de la placa, la tomografía de coherencia óptica y
la elastografía son técnicas de diagnóstico por la imagen que permiten
identificar las placas más vulnerables a la rotura. La inmunogammagrafía es una
alternativa no invasiva, que emplea radionúclidos para localizar estas placas.
En los pacientes con factores de riesgo para
aterosclerosis asintomáticos, no ha
podido definirse el valor de las distintas pruebas complementarias, salvo la
medición del perfil lipídico en ayunas. Si bien algunas pruebas de diagnóstico
por la imagen (tomografía computarizada, resonancia magnética o ecografía)
pueden detectar la placa aterosclerótica, es probable que no predigan una mayor
cantidad de eventos isquémicos respecto de la evaluación de los factores de
riesgo o las herramientas predictivas con eficacia documentada (p. ej., índice
de riesgo de Framingham), por lo que no están indicadas.