El diagnóstico de conjuntivitis se basa en la anamnesis y el
examen clínico y, por lo general, también comprende una exploración mediante
lámpara de hendidura con fluoresceína, tinción de la córnea y, si se sospecha de
glaucoma, medición de la presión intraocular.
Los signos clínicos dejan entrever la causa de la
conjuntivitis. Sin embargo, están indicados cultivos en caso de síntomas graves,
pacientes inmunodeprimidos, ojo vulnerable (p. ej., después de un trasplante de
córnea, en la exoftalmia debida a enfermedad de Graves), y si se produce un
error en el tratamiento inicial.
La clínica entre la conjuntivitis infecciosa vírica y
bacteriana no tiene un alto grado de precisión. Sin embargo, a menudo la
infección vírica se resuelve espontáneamente, pero si persisten los
síntomas de conjuntivitis bacteriana leve pueden recetarse antibióticos.