El diagnóstico de la fibromialgia es
exclusivamente clínico, y las exploraciones complementarias realizadas van
dirigidas a descartar otras posibles patologías que pudieran causar una clínica
parecida.
La historia clínica detallada, que incluya
vida laboral y familiar, junto a una exploración física completa (puntos
sensibles), una analítica básica (hemograma, marcadores inflamatorios [PCR y
VSG], creatincinasa y pruebas tiroideas) y una valoración psicológica,
acompañadas, en ocasiones, de alguna prueba de imagen, permitirán diagnosticar
la fibromialgia y descartar otros procesos que podrían crear confusión.