El diagnóstico de la necrosis avascular (NAV, osteonecrosis,
necrosis isquémica) se realiza mediante radiografía, resonancia magnética
nuclear (RMN) o gammagrafía ósea y debe sospecharse en pacientes
con:
Fracturas de las epífisis óseas, si hay dolor persistente
o que empeora, porque están asociadas a una mayor incidencia de necrosis vascular.
Persistencia de dolor en la cadera, la rodilla o el hombro
de forma espontánea y especialmente si existen factores de riesgo de necrosis avascular.