La sordera del niño debe ser observada por la familia.
Por lo tanto, las recomendaciones para evaluar el desarrollo del niño están
diseñadas para que los cuidadores detecten cualquier variación respecto a la
normalidad a fin de diagnosticar un problema de salud importante para
el desarrollo completo y satisfactorio del niño.
Los cuidadores pueden sospechar que un recién nacido tiene
una pérdida auditiva grave durante la primera semana de vida, cuando el recién
nacido no responde a voces o a otros sonidos. Cualquier niño con un retraso en
el desarrollo del lenguaje o del habla o con dificultades en la escuela debe
someterse a una evaluación para detectar una pérdida auditiva.
También deben considerarse el autismo, el retraso mental y la
afasia. El retraso en el desarrollo motor puede indicar un déficit vestibular,
que con frecuencia está asociado a sordera parcial neurosensitiva.
Se realizan pruebas otoacústicas para evaluar si las
células ciliadas funcionan normalmente. Se utilizan en los recién nacidos y los
bebés con pérdida auditiva y para supervisar la audición de los pacientes
que toman fármacos ototóxicos (p. ej., gentamicina, cisplatino)
Pueden ser necesarias visitas sucesivas al médico si
las circunstancias indican variaciones respecto a la normalidad.