Inicialmente, en el dolor crónico hay que determinar si
existe una causa orgánica o si los síntomas varían.
Hay que evaluar y caracterizar adecuadamente los procesos
físicos asociados al dolor. Sin embargo, una vez que se realiza una evaluación
completa y no se detecta ninguna causa, la repetición de las pruebas con nuevos
hallazgos no resulta útil. A menudo, la mejor estrategia consiste en suspender las
pruebas y centrarse en aliviar el dolor y restablecer la función.
Las causas orgánicas deben tratarse siempre, incluso si
existe una contribución psicológica al dolor.
El efecto del dolor sobre la vida del paciente puede exigir
la evaluación de un ergoterapeuta.
Si se sospecha de un trastorno psiquiátrico doble como
causa o efecto (p. ej., depresión mayor), hay que considerar una evaluación
psiquiátrica formal.