AUTO-TEST: Anosmia (pérdida olfato)

La anosmia o pérdida del olfato se diagnostica por los antecedentes de la enfermedad actual, la duración de los síntomas y su relación con cualquier trastorno otorrinolaringológico o lesión en la cabeza.  

Hay que tener en cuenta los antecedentes de trastornos de los senos paranasales, traumatismo craneal o cirugía, alergias, fármacos utilizados y exposición a productos químicos o gases.

Exploración física:
Hay que inspeccionar las fosas nasales en busca de hinchazón, inflamación, mucosidad y pólipos. La evaluación de la respiración del paciente a través de cada fosa nasal secuencialmente (tapar manualmente una fosa nasal y luego la otra) puede ayudar a identificar la obstrucción.

También se realiza una exploración neurológica completa, que comprende una revisión de los síntomas neurológicos, particularmente aquéllos relacionados con el estado mental (p. ej., dificultades con la memoria reciente), y de los pares craneales (p. ej., diplopía, dificultades para hablar o tragar, acúfenos, vértigo). Hay que evaluar la naturaleza de la rinorrea (p. ej., acuosa, mucoide, purulenta, sanguinolenta).

Pueden ser necesarias pruebas olfativas y una TAC craneal.


 


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