El diagnóstico se basa principalmente en la clínica y la
oftalmoscopia.
Suelen utilizarse técnicas de neuroimagen,
preferiblemente la resonancia magnética nuclear (RMN) con gadolinio, que
puede mostrar una vista ampliada del nervio óptico. La RMN también
puede ayudar a diagnosticar la esclerosis múltiple y puede mostrar
lesiones desmielinizantes típicas en una ubicación periventricular si están
relacionadas con la neuritis óptica.