En la sordera súbita, las causas traumáticas,
ototóxicas y algunas causas infecciosas son clínicamente evidentes. Otras
causas requieren un historial médico completo.
Todos los pacientes deben someterse a una exploración inicial
del conducto auditivo y timpánico.
A menos que el diagnóstico se establezca a partir de la anamnesis
y la exploración física, el paciente deberá someterse a una audiometría.
Las pruebas adicionales que pueden ser necesarias comprenden
la resonancia magnética nuclear (RMN), pruebas de anticuerpos antinucleares y
pruebas de hipercoagulabilidad.
La presencia de una fístula puede demostrarse mediante
la combinación de los cambios de presión en el conducto auditivo que se
detectan en la timpanometría y la electronistagmografía (ENG). El nistagmo
resultante de los cambios de presión en el conducto auditivo externo puede detectarse
mediante ENG y deja entrever una fístula perilinfática.