El diagnóstico de la mastopatía fibroquística
se basa en la clínica, en la exploración física, en las pruebas de imagen y en
el estudio microscópico.
A la exploración física, se palpa un
engrosamiento en forma de placa o múltiples irregularidades en una parte de la
mama, especialmente en los cuadrantes superiores y externos, normalmente bilateral.
En caso de que haya un nódulo dominante, éste se presenta de forma regular, con
los bordes y la superficie bien definidos y escasa movilidad.
Las pruebas de imagen buscan, sobre todo, confirmar
o descartar la presencia de una lesión maligna. La mamografía y la ecografía
son las más utilizadas, siendo esta última la de elección, si bien, en casos
dudosos, puede recurrirse a la resonancia magnética.
Por último, la punción-aspiración con aguja
fina (PAAF) o bien la biopsia con aguja gruesa (BAG) permitirán hacer un diagnóstico
citológico e histológico de las lesiones.
En función de la existencia de proliferación
del componente epitelial y de la presencia o no de atipia en esta
proliferación, se distinguen tres tipos de mastopatía fibroquística:
- No proliferativa.
- Proliferativa sin atipia.
- Proliferativa con atipia (<5%).
Sólo en este último caso, el riesgo de cáncer estará
moderadamente aumentado.