La anamnesis y la exploración física permiten realizar
el diagnóstico de hiperhidrosis, que puede confirmarse con las pruebas del yodo
y el almidón, consistentes en aplicar una solución yodada en el área afectada,
dejar que se seque y, a continuación, espolvorear almidón de maíz, que
oscurecerá las áreas de sudoración.
En ocasiones, ante una hiperhidrosis
generalizada, podrán solicitarse pruebas complementarias para identificar la
causa (p. ej., hemograma completo ante la sospecha de una leucemia, glucemia
basal si se piensa en una diabetes, etc.).